Hace no más de dos meses mi papá y yo estábamos en un blockbuster (sí, en México aún existen) y muy emocionado tomó un Blu-ray del estante. Era la trilogía de Mad Max.
Inmediatamente después de que llegamos a casa vimos las tres películas ¡SEGUIDAS! (Quality time, que le llaman). Así fue como me aburrí con la Mad Max original, me sorprendí con The Road Warrior y no sabía qué demonios pasaba con Beyond Thunderdome (Ay, Tina Turner).
Pueden notar que todo eso provocó que no esperara tan emocionado Fury Road, a mis ojos eso ayudó mucho a la película, no como Age of Ultron, que me hypeó de una forma increíble para recibir un producto mediano. Aquí fue distinto, me emocioné de una forma mediana y recibí un producto increíble.
La trama ya es conocida, es un mundo post-apocalíptico donde escasea la gasolina y en este caso el agua, en el cual los vehículos dominan las carreteras, aquí es donde conocemos a Max Rockatansky (Tom Hardy), un ex policía de la carretera quien… no hace nada mas que tener flashbacks de ¿su hija? ¿su esposa?, (nunca se explica) eso y madrearse con los seguidores de Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne), que parecen más aprendices de Quan Chi de Mortal Kombat que cualquier otra cosa.
Eso es lo que hace Max en toda la película. Suena terrible, ¿no?. En teoría debería serlo porque el Max de Mel Gibson era un verdadero cabrón inalcanzable, la película trataba de él y su venganza. Aquí no es más que un personaje secundario, ni siquiera es el personaje masculino más memorable de la película, ese premio se lo lleva Nux (Nicholas Hoult) quien comienza como un loco admirador de Immortan Joe pero con el paso de la película y con la ayuda de una de las esposas de su líder, termina siendo un personaje clave en la trama y robándonos el corazón con su ingenuidad, Max por su parte comienza a tener un peso definido en la película, hasta que cruza camino con Imperator Furiosa (Charlize Theron), una de las subordinadas de confianza de Immortan Joe, quien es la que lleva la rienda durante toda la película, lo que es grandioso porque le da un giro inusitado a lo que todos hubiesen pensado sería una Mad Max convencional.
¡Poderes feministas, actívense!
Es una sorpresa que George Miller haya dejado el 80% del peso de la película en los personajes femeninos, no solo Imperator Furiosa, también están las esposas de Immortan Joe que no son únicamente las doncellas en peligro que esperan ser rescatadas, bueno, al inicio es un poco así, pero a medida que avanza la película dejan de lado ese estereotipo y forman parte de la acción, a la cual se añade una banda de abuelitas motociclistas súper badass.
Mad Max carece en un par de cosas aunque como producto general las virtudes son las que salen a relucir y distraen la atención de esto detalles no muy buenos en la película, el ejemplo más claro es el guión, que a pesar de ser hecho por tres personas es bastante malito, pero eso no les impidió crear dos frases que irán directo al reino de las mejores frases en la historia del cine: "What a Lovely Day" y "WITNESS ME!"
Visualmente es la más hermosa de la franquicia y me atrevería a decir que por su peculiar estética también es la más bella en lo que va del verano (sorry, Avengers) desde los vehículos, pasando por el maquillaje y hasta las coreografías, esto gracias a que la gran parte de los efectos especiales son reales y no hechos con CGI como la mayoría de los blockbusters actuales, asimismo George Miller se permitió hacer cosas increíblemente locas y a primera vista inútiles pero que terminaron siendo lo más épico de la vida. Solo miren a este guitarrista lanzallamas.
Si bien no es tan obscura como la trilogía original Fury Road no se siente diferente al resto, sí, es mucho más llamativa y colorida pero sigue teniendo esa aura mítica que hizo de Mad Max un clásico de culto y llamará a una nueva generación que seguramente obligará a sus hijos a ver esta y las próximas tres películas de Mad Max.






Mad Max: Fury Road es una lección de cine, y la misma realiza un juego de regeneración dentro del propio arte que funciona a diferentes niveles. El elenco espectacular, no sé, pero las películas de Charlize Theron para mí se están convirtiendo en sinónimo de éxito, en fin. Retomando la película, debo decir que Mad Max no sólo recupera a uno de los mitos cinematográficos por excelencia de los ochenta, lo ajusta a las nuevas formas, y tiempos cambiantes, para abofetear sin compasión a la ameba que es hoy día el espectador. Por otro lado, la sangrienta ironía final, la de recuperar la esperanza a partir del orden reestablecido, acabando con la tiranía más cruel, aquí representada en el simple H2O, es toda una declaración de intenciones por parte de un cineasta que conoce perfectamente el lenguaje del cine, un arte destinada, como las demás, a ser la herencia del ser humano, a hablar de él.
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